Artículo publicado en la revista digital Forja
La invasión de Ucrania este 24 de febrero por fuerzas selectas rusas trajo a mi memoria un libro de hace más de cincuenta años, El puente de Andau de James Michener, 1957.
En aquel entonces fuerzas soviéticas con tanques atacaron y dominaron a los húngaros civiles que se soliviantaron contra la tiranía comunista, armados solamente con bombas molotov, alguna arma vieja de cacería, piedras y su valor. Esta nueva agresión es igual de abusiva y descarada.
No cabe duda de que es inútil hablar de izquierdas o derechas, debemos hablar de regímenes que respetan los derechos humanos y los que no los respetan.
En Ucrania hoy, a diferencia de entonces, el país está siendo defendido principalmente por su ejército razonablemente armado y civiles que han sido requeridos a participar en la defensa de su patria. Los ucranianos son un pueblo comprometido con vivir y sostener la independencia que de la Rusia soviética lograron al derrumbe de la URSS.
El presidente Zelenski ha preferido seguir la ruta política que la mayoría de la población prefiere, su voluntad es la de incorporarse a la forma europea de vida y no se ha sometido a las presiones que Putin ejerce sobre Ucrania desde hace años para convertirla en parte de su dominio.
Esto lo demostraron en 2014 con meses de resistencia al gobierno pro ruso y antieuropeo del entonces presidente Yanukovich, mostrando un extraordinario valor. Una buena parte de la población particularmente las provincias occidentales, deseaba incorporarse a la Unión Europea, sin embargo, cuando debería llevarse a cabo la firma, las presiones de Putin doblaron al mencionado presidente, quien no lo hizo. La fuerte y larga resistencia obligó a capitular a ese gobierno y el país tomó un nuevo rumbo.
La presión de Putin no es solamente un capricho, detrás de esa actitud hay complejas razones e intereses. Para el autócrata y otros rusos Ucrania es considerada parte de Rusia, lo cual no es estrictamente cierto, si bien ha formado parte de ese país en ciertos tiempos, Ucrania tiene su propia identidad y lenguaje y sobre todo quiere vivir independiente.
Mucho más de fondo son los intereses tanto de Rusia como de China que ya hemos dicho que es el fuerte jugador por la hegemonía mundial.
Para la Rusia de Putin con mentalidad geopolítica, contar con un cinturón de protección, un ringland, es importante. Le resultaría muy desagradable que además de incorporarse Ucrania a la Unión Europea se incorporara también a la OTAN. Además, es también importante tener un acceso cómodo al Mar Negro con un puerto en la península de Crimea que le permite llegar al Mar Mediterráneo. La península ya la tomó en 2014, ahora le vendría bien tomar territorio hasta el rio Dnieper.
El otro tema de fondo en este conflicto es la existencia misma de la OTAN. Aquí es donde aparecen las aspiraciones hegemónicas de China.
En la medida que Putin logre debilitar o al menos limitar a la OTAN su amigo Xi Jingpin gana puntos al ver disminuir la injerencia de Estados Unidos en Europa.
Esto es en relación con la ya mencionada teoría de McKinder que relaciona la hegemonía con el dominio de Eurasia.
Como Estados Unidos, la actual nación hegemónica, no está en la “isla continente”, ejerce su dominio vía su presencia en la OTAN por el Occidente de Eurasia y por su influencia en Corea del Sur, Japón y Taiwán en el Oriente.
Ya que llegamos a Taiwán, podemos pensar con malicia, que a China le resulta interesante observar el comportamiento de la ONU y de las naciones occidentales frente a Rusia que está agrediendo invasivamente a otro país, a Ucrania, puede ser un ejemplo de lo que pasaría si invade Taiwán.
Estos juegos inhumanos están causando hoy muertes injustas. La valentía de los ucranianos no puede paliar el dolor, ni los horrores que el pueblo, niño, mujeres y ancianos están viviendo.
Oremos por ellos.
Foto: <a href='https://www.freepik.es/fotos/fuerzas-armadas'>Foto de fuerzas armadas creado por senivpetro - www.freepik.es</a>
