Palabra aun en uso: espacio de tiempo en que un Estado no tiene soberano.
En nuestro país hemos luchado y fuerte por no tener soberanos, hemos preferido que el que manda se nombre presidente, sin embargo, a pesar del nombre, su autoridad ha estado muchas veces demasiado cerca de la autoridad de un soberano. Uno de los libros de importante historiador contemporáneo Enrique Krauze se llama ni más ni menos que “La presidencia Imperial” y no relata el siglo XIX, relata el siglo XX.
Ahora estamos viviendo un agitado INTERREGNO en este 2024 y no es por falta de soberano, perdón de presidente, sino porque tenemos dos. El presidente constitucional en funciones será López hasta el día 30 de septiembre. Además contamos con la presencia en reuniones y en prensa de Claudia Sheinmbaum, persona quien ganó las elecciones para ese puesto el pasado 2 de junio y que espera que se le entregue su constancia de Presidente electo dentro de pocos días, en este caso de presidenta electa.
El interregno corre despacio hacia septiembre, periodo en el cual el presidente saliente tendrá oportunidad de aprovechar la circunstancia de que la nueva legislatura le concede mayoría calificada a su partido, circunstancia que perdió en las elecciones de 2021, ya que en unos cuantos días recuperara. Mientras pugna porque se le reconozca una sobrerrepresentación que le asegure más el caso.
Acerca de lo “agitado”, iniciamos por el deseo de López de poner bajo su dominio el Poder Judicial, cosa que muy probablemente logre en septiembre, su mes dorado. Como consecuencia solamente que exteriorizara su deseo, el cambio del peso mexicano al dólar americano se fue de 16 pesos y centavos a 19 pesos y algo más.
Si una empresa extranjera tiene intereses económicos, instalaciones, en nuestro país o piensa invertir, se siente razonablemente segura contando con que aquí haya respeto al Estado de Derecho, situación que proviene de la independencia del Poder Judicial. Si este está dominado por el Poder Ejecutivo, no hay un arbitraje independiente. La devaluación ha sido fruto solamente de expresar las intenciones, veremos cuanto aguanta cuando sea un hecho.
Por otro lado, sucede que un poder extranjero envía un comando a México y como si nada, secuestra a un mexicano y se lo lleva a su propio país y nuestro presidente López no sabe cómo reaccionar. Ha tratado de mostrarse retador contra más de un funcionario norteamericano y ahora está confundido.
Ciertamente el secuestrado es un delincuente reconocido, pero el acto no deja de ser una escandalosa violación a nuestra soberanía, no recuerdo algo así en los últimos sexenios. Además, no fue cualquier país el que cometió el abuso, fue la aun nación hegemónica del Mundo, nuestro poderoso vecino del norte, los Estados Unidos de América.
¿Cómo debe reaccionar?, ¿decir, - bueno, si se trata de delincuentes, pueden pasar? O de este modo: - para algo de tanta trascendencia, pongámonos de acuerdo.
Tal vez esto no sería atinado porque nuestros vecinos podrían responder: - no, porque le avisas. Esto se vería muy mal.
Tal vez lo mejor es quedarse callado o mirar para otro lado, o desviar la atención a alguna novedad, a las Olimpiadas.
Las olimpiadas de por si captan atención, de mala manera, con una falta de respeto falta de todo, delicadeza, consideración a millones de cristianos, algo impropio de Francia. Deben hacer una profunda reflexión de que les ha sucedido, una cosa es la laicidad y otra la agresión.
Las exhibiciones de los atletas son asombrosas, sin duda. Pero, es una incongruencia que permita que un hombre disfrazado de mujer golpee en el cuadrilátero a una verdadera mujer. La deportista italiana lo dijo con claridad.
México nunca ha sido una potencia olímpica, aun así, en varias ocasiones se han logrado medallas en algunas disciplinas, pero lo que es de llamar la atención es la desvergüenza con que López ha mantenido en su puesto, cobrando obviamente, a una persona tan desprestigiada como Ana Gabriela Guevara. Qué pena que se apellide así.
Estoy de luto por el fallecimiento de Jesús Nieva, amigo de toda la vida. Dios lo tenga en su Gloria.
