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Foto del escritorMaría Eugenia Mondragón Cobos

¡Desintoxíquese con este antídoto!

Casi todas las naciones tienen en mayor o menor medida una historia oficial cuyo relato ha sido pasado por el tamiz del interés político o ideologías presentes o pasadas.  En algunos casos es un maquillaje modesto; en otros, el resultado es una ficción mítica. El Reino Unido basa todo su orgullo nacional en la mentira de la derrota a la armada invencible; el himno de los Países Bajos refrenda la supuesta ilegitimidad hispana en Flandes cada vez que es entonado. La diferencia entre el caso inglés o neerlandés y el mexicano, es que, en los primeros, la historia falsa rescata todo aquello que fomenta el orgullo nacional, maquillando y engrandeciendo sus hazañas; mientras que acá sacamos lo más obscuro y vergonzoso, maquillándolo y envileciéndolo para aniquilar el orgullo nacional.


Imagen de Freepik

López Obrador decidió por sus pistolas cambiar el año de la fundación de Tenochtitlan, algunos le siguieron el juego, pero para la mayoría fue otra ridiculez más sin mayor trascendencia; la manipulación a la historia de México es tan profunda que alterar una fecha es insignificante. Lo que si ha sido desastroso es la omisión de información, la simplificación, generalización y sustitución de hechos por adjetivos calificativos. 


300 años de era virreinal se resumen en: Cortés conquistó a los mexicas; fundó encomiendas; se explotaron minas; se robó; se abusó; maltrató y aniquiló indígenas hasta que el hartazgo nos llevo a la independencia. Ni siquiera sabemos cómo se dio la conquista en todas las latitudes del país; se ha borrado la noción y sentido de pertenencia a los reinos españoles. No fuimos una colonia, fuimos la cara mestiza del imperio español. Es mas, nos aferramos al “nos conquistaron” cuando es incorrecto usar el nosotros y ellos, porque los que estaban aquí y los que vinieron se unieron para fundar el nosotros. 


La arraigada narrativa anti española ha resultado en una especie de neurosis identitaria; donde el trauma de ser víctimas de un monstruoso imperio cruel e inhumano sale del inconsciente individual y colectivo para traicionarnos y auto sabotearnos como sociedad, como comunidad política; determinando nuestra autopercepción nacional, la manera en la que nos relacionamos con el poder, con la autoridad política, entre ciudadanos, etc. 


La deformación de la historia utiliza cualquier herramienta propagandística; los libros de texto oficiales siembran la semilla que el arte, los medios de comunicación, el discurso político-ideológico harán florecer en el mejor terreno posible: la ignorancia. Necesitamos antídotos. Los libros de divulgación histórica despiertan nuestro gusanillo curioso, pero para que funcionen como anti veneno, debemos privilegiar aquellos que usan fuentes primarias y evitar los que, como dice la Dra. Guadalupe Jiménez Codinach, recurren a adjetivos calificativos, cuyo objetivo evidente es ocultar, simplificar, generalizar; en pocas palabras, manipular. No siempre se trata de leer, a veces es tan sencillo como visitar museos, edificios, pueblos, etc. Pero hay ciertas “reglas” para que funcionen como antídoto: 1. Ponga en tela de juicio los letreritos o lo que dicen los guías. 2. Use su sentido común. 3. No juzgue desde el presente.


En una sala del museo del Virreinato de Tepotzotlán se exponen libros impresos en otomí, purépecha, náhuatl y otras lenguas indígenas; en frente, un retrato de Torquemada. El guía turístico le va a decir que Torquemada mandó quemar a los indígenas por herejes. No le crea. Torquemada fue el primer inquisidor, en España peninsular; fue confesor de Isabel la Católica y murió 6 años después del descubrimiento de América, 21 antes de que Cortés pusiera un pie en lo que hoy es México. Si hubo inquisición en México y después de dos trágicas muertes, se excluyó definitivamente a los indígenas de su jurisdicción; en 300 años murieron 43 personas. Los libros son los importantes; las lenguas indígenas siguen vivas hoy en día, porque los españoles reconocieron su valor, les dieron escritura y gramática. De hecho, la gramática náhuatl es anterior a la inglesa, la alemana, no se diga la italiana. Con estos datos, sin el aderezo ideológico, el sentido común nos lleva a una concluir que fue mas importante la idea del indígena inteligente, digno, capaz de conocer la verdad, que la de condenarle en sus errores paganos. Hoy nos resultan escandalosas esas 43 muertes por motivos de fe; pero si usamos lentes del pasado, veremos que, al mismo tiempo en los reinos protestantes, murieron aproximadamente 60,000 personas acusadas de brujería y alrededor de 150,000 solo por ser católicos.


Bibliografía recomendada:

GARCIA-MOLINA, ANTONIO (2016) Las hogueras de la inquisición en Mexico, México: UNAM. Disponible en https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/9/4235/8.pdf, consultado el 26 de febrero de 2024.
ROCA, Elvira (2019) Imperiofobia. Madrid: Siruela
GARIBAY, Ángel María (2007) Historia de la literatura náhuatl, México: Porrúa.




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