La independencia de México no se continuo con la democracia, que, en 1821, era casi inexistente a nivel mundial; la proclamación de Agustín de Iturbide como emperador, no fue un acto democrático, pero a su renuncia en 1923, en la que tuvo mucho que ver la influencia masónica a través del embajador norteamericano Poinsett, la elección supuestamente democrática de Ramon Fernández Félix, como presidente, más conocido como Guadalupe Victoria, que, con una votación inferior a los 50,000 votos en un país de 6 millones de habitantes, inicio una cadena de cambios de gobierno, a través de golpes militares y asonadas, nada democráticas, que se traducen en la intervención francesa y el imperio de Maximiliano, cuyo triste fin en el cerro de las campanas, da lugar al gobierno de Benito Juárez, cuyas sucesivas reelecciones hasta su muerte, dejan mucho que desear a lo que conocemos como democracia.
Después de Juárez, Miguel Lerdo de tejada gobierna y pretende reelegirse, provocando revueltas que se lo impiden, especialmente por parte de Porfirio Diaz,que asciende a la presidencia en 1976, permaneciendo hasta el 25 de mayo de 1911 con una interrupción de solo 4 años 1980 a 1984 por parte de Manuel González, que permite la reelección y consecuente dictadura.
En 1910 Madero, con el plan de San Luis y al grito de sufragio efectivo y no reelección ocupa la presidencia, pero solo dura del 6 de noviembre de 1911 al 19 de febrero de 1913, cuando es asesinado junto con Pino Suarez, durante el golpe militar de Victoriano Huerta.
A continuación, la revolución mexicana, coloca presidentes a diestra y siniestra, con consecuencias desastrosas para la república y la democracia. Al terminar la revuelta en 1921, se inicia el gobierno de los Triunfadores, Álvaro Obregón y los sonorenses, en ausencia de cualquier intento democrático, el asesinato de Obregón pone en la silla presidencial a Plutarco Elías Calles, iniciándose un periodo de dictadura de partido, estabilidad política, pero sin democracia, el gobierno impuesto por Calles en la persona de Emilio Portes GIL, el intento de Vasconcelos, en 1929, tratando de competir, termino con muchos asesinados, y el mensaje de que no había elecciones democráticas, sino sucesión presidencial acordada por el jefe de estado, con fraude electoral incluido, demostrado con 93% de los votos para Pascual Ortiz Rubio, después le siguió Abelardo Rodríguez, y en 1934 con una población de 16.5 millones de habitantes se le adjudicaron a Lázaro Cárdenas 2,225,000, curiosamente el partido comunista con su candidato Hernán Laborde, obtuvo 539 votos, el oficialismo más del 98%.
El Maximato termino con el destierro de Calles en abril de 1936, pero la democracia no llego, en 1939 Cárdenas designo su sucesor al general Manuel Ávila Camacho quien obtuvo el 94% de los votos frente a su opositor el también militar Juan Andreu Almazán, a quien le adjudicaron el 5.7% de los votos, en ausencia total de competencia democrática.
El presidente Ávila Camacho gobernó durante la segunda guerra mundial, le toco la declaración de guerra y su gran mérito fue designar como su sucesor al primer presidente civil de la era postrevolucionaria, en la persona del Lic. Miguel Alemán Valdez, convirtió el PRM en PRI, en estas elecciones debutaron el PRI, el PAN y el PDM, partido democrático mexicano que postulo a Ezequiel Padilla, quien por primera vez obtuvo una cifra de votos cercana al 20%, el PAN propuso a Luis Cabrera, pero este personaje declino su participación por lo que los panistas de entonces votaron por Ezequiel Padilla.
Por primera vez hubo 4 diputados de oposición, pero la democracia siguió ausente.
Miguel Alemán designo como sucesor a Ruiz Cortínez, por primera vez el PAN, tuvo candidato, Efraín González Luna, quien obtuvo casi 300,000 votos, casi la mitad que Miguel Enríquez Guzmán, de la coalición de partidos, aumento el número de diputados de oposición, pero lo más importante, el 17 de octubre de 1953 concedió el voto a las mujeres reclamo democrático cumplido.
El cambio democrático en los cincuenta no fue suficiente en México para evitar la costumbre, la designación antidemocrática del sucesor se plasmó en el tapado, que fue destapado por Ruiz Cortínez en la persona de su secretario del trabajo, Adolfo López Mateos.
Continuaremos en la proxima colaboracion.
