¿Hay una batalla por la cultura en el pueblo de México?
Efectivamente se puede hablar de una batalla por la cultura en un cierto sentido.
La cultura de una sociedad, de un país, viene siendo el conjunto de valores aceptados por una importante mayoría de sus habitantes porque determinan su conducta en general. Por supuesto puede haber personas que no se conforman con la cultura general, para bien o para mal.
En el relato bíblico acerca de Sodoma se entiende que Lot no se avenía a la cultura general, para bien. En una sociedad sana no faltarán delincuentes que no se ajustan a su cultura, para mal.
Cuando el Cristianismo “inculturó” su mensaje en el mundo pagano de la Roma Imperial, logró que la aceptación de sus valores produjera un cambio positivo en la conducta personal y pública, un respeto a la vida que no existía y valoración a la persona como tal.
Es decir, logró modificar su cultura perfeccionándola.
De ahí que cuando notamos que las propuestas de la Ilustración y de la Posmodernidad han penetrado en la cultura greco-romana-cristiana, la que ha inspirado a México por siglos, trastornando sus valores … y nos oponemos a ello, esta oposición justo, da origen a la batalla por la cultura.
No podemos negar algunos valores en la Modernidad, pero su relativismo minó la importancia de los valores humanos comunes. La ilustración con sus rasgos de paganismo, tampoco ayudó mucho a la sana convivencia, las guerras lo aseguran en el mundo y las envidias sociales en México azuzadas desde arriba lo muestran.
En el caso concreto de México hay una bendición extraordinaria, en su origen mismo hubo un don celestial de “inculturación”: la aparición de Sta. María de Guadalupe y su mensaje de amor y unión. Por eso los mexicanos somos un pueblo mestizo, guadalupano, generoso y cristiano.
Pero, azares del destino, desde nuestra Independencia hemos caído en una lucha dialéctica: varios de los primeros legisladores se apasionaron por las posturas de la Ilustración y decidieron inculturar valores distintos a los mexicanos, así se abrió esa lucha que por años ha complicado y manchado nuestra historia, una batalla por la defensa de nuestra cultura original y el alma de la Nación.
La lucha cultural forzosamente tiene un lado de lucha política.
Efectivamente Morena, los triunfadores del momento, más que un partido son un movimiento cultural que a más de tres de nosotros no nos convence, porque nos aleja de nuestros valores originales.
¿Por qué?
Porque nuestra cultura original forma ciudadanos activos, insurgentes en la guerra de Independencia, chinacos en la Reforma, revolucionarios a principios del siglo XX; en la práctica el gobierno morenista, es decir de López, su líder, crea ciudadanos dependientes de la dádiva, dóciles al que “da”. Porque nosotros hemos sido fieles a la verdad hasta aceptar la muerte y la práctica de los líderes morenistas desde López hasta el último ha sido de mentir y calumniar, viven ellos y sus hijos con gran diferencia a lo que predican. Porque su nueva lideresa habla, viste y ha vivido ella y su familia como “fifíes”, mientras predican otra cosa.
Y porque además, firmes en sus intenciones, han dicho que en el nuevo gobierno existirá una Secretaría de la Cultura para profundizar su trabajo.
Tenemos que defender nuestra cultura mexicana, nuestra cultura ciudadana con la verdad de nuestras vidas, no importa nuestro lugar de residencia, no importa nuestro grado de estudios, somos todos por igual hombres y mujeres de México.
Cierto, es una batalla dura, pesada, diaria, pero si queremos un verdadero y honrado cambio tiene que ser de dentro para fuera.
No olvidemos que la educación “se mama”, no importa a que escuela vayan nuestros hijos, su educación profunda y fundamental, la que los hace hombres y mujeres honrados la damos y la hemos recibido en la casa.
Algo más, si importa con quien convivimos, porque los valores se comparten, vivamos y convivamos con otros mexicanos que también quieren mejorar, progresar, aspirar.
La institución básica y HOY cada vez más atacada, es la familia
Niños y adolescentes pueden ser los grupos más receptivos y con una mentalidad limpia aun.
