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Foto del escritorJosé Miguel Guevara

Aun no se termina el plazo

De entrada, la cantidad de credenciales del INE que no están
funcionales para votar en 2024 es muy grande, URGE
REGULARIZARLAS, QUEDA MUY POCO TIEMPO, sería ridículo
que hubiera candidato y no votantes.

El fallecimiento de Juan Pablo Adame Alemán nos enfrenta una vez más al misterio del dolor: conmueve profundamente y enaltece la debilidad humana. Un hombre valioso y valiente nos abandona para unirse al Padre a los 38 años. Todo un ejemplo de dignidad. Nuestras condolencias para sus padres Mayela y Marco, así como para su esposa e hijos.


Imagen de jcomp en Freepik

Efectivamente aún no se termina el plazo para tener en orden la credencial de elector, pero en diciembre solemos con el cierre de año procurar que algunos pendientes se completen o se liquiden. En este caso si tenemos pendiente regularizar la dirección u otro dato de la credencial del INE o la extraviamos o no la hemos obtenido, hagamos consciencia y demos el paso para regularizarla.

Dado que en México no existe el carnet de identidad como en otras naciones, paso que se ha tratado de dar más con fines políticos que de regularización de responsabilidades, solemos por ello acreditar nuestra personalidad con la muy confiable credencial del INE. Es decir, jóvenes y no tan jóvenes, contar con este documento es contar con que respaldar de manera oficial nuestra condición de ciudadanos mexicanos de la que puede uno sentirse orgulloso. Desatinadamente solemos menospreciar esta situación, —es un error caro—.


México es un país destacado en medio del concierto de las naciones, gozamos de una rica cultura mestiza, de estabilidad social incluso con gobiernos poco calificados, porque nuestras instituciones ciudadanas son fuertes y con nuestro respaldo han resistido ataques. Debemos estar orgullosos de ser mexicanos y así acreditarnos.


Volviendo a la contienda que culminará en 2024, en estos días hemos podido presenciar una jugada verdaderamente interesante si la miramos en todo el contexto.


A lo largo de este año hemos visto como Dante Delgado retardó la decisión de su partido Movimiento Ciudadano de participar con un candidato o de adherirse a alguna de las coaliciones que vienen participando públicamente con candidatura propia, en la contienda por el puesto de ejecutivo federal, la presidencia de la República. Primero dejó en suspenso con silencios y negativas si se integraría a la Alianza de los tres partidos que decidieron formarla: PAN, PRI y PRD. Luego estuvo a la expectativa acerca de la decisión de Marcelo Ebrard, podría haber aceptado la candidatura de ese partido, decisión que se frustró y que tal vez no era tan útil.


En todo este juego podía suponerse, ¿adivinarse? Que el dueño estaba buscando obtener la mayor cantidad de lugares en el Congreso y el mejor arreglo con uno de los contendientes verdaderos, con uno solamente obtendría lugares, con el otro podría darle los votos que le aseguraran el triunfo y lugares; pero por supuesto, había una tercera posibilidad, lanzar un candidato que restara puntos a la Alianza y ganar el agradecimiento del grupo hoy en el poder.


Finalmente, se decidió por esa alternativa como lo señalamos en la entrega anterior, así le hizo el favor al partido oficial de lanzar por su partido Movimiento Ciudadano un candidato que podía llamar la atención y llevarse un porcentaje significativo de votos. Porque, aparte de simpatías o antipatías Samuel García había logrado llamar la atención desde el éxito de su campaña para gobernador de Nuevo León. Apoyado por las excelentes habilidades de su esposa, con buena mercadotecnia llegó a la gubernatura. Ya en funciones logró algunos éxitos llamativos y supo destacarse por encima de la mediocridad reinante.


Pues bien, opino que la fuerza que se opone a la continuidad, misma de la que hicimos recuento de capacidades, de fuerzas, supo sacar provecho del descuido con que se procedió en la nominación y ubicación del candidato y con las acciones apropiadas no solamente lo descalificó para lo que pretendía lograr, de paso lo exhibió y le hizo pagar con un fuerte tropiezo en su carrera política el haberse prestado para esa jugada.


Me atrevo a decir “prestado para la jugada” porque con la buena ubicación que tenía y las pocas posibilidades de ganar en verdad las elecciones de 2024, solamente iba servir para restar votos a la Alianza.


Dijimos hace quince días: “Verdaderamente es tan claro que tal vez no le rinda tanto”.


Dada la normatividad, Movimiento Ciudadano ya no puede sacar a la plaza a un precandidato, ahora deberá esperar hasta el próximo año para presentar un candidato, seguramente menos llamativo y muy tarde comparado con las dos existentes.




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