Menú político
- José Miguel Guevara
- 25 may 2022
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 12 jul 2022
En menudo problema nos encontramos los ciudadanos ante el actual menú político si queremos llevar el horizonte hasta 2024

Si uno tiene preferencia por un gobierno paternalista, un disfraz del socialismo o del populismo, y está contento con dádivas y exhibicionismo político, no hay problema alguno, con toda claridad puede tener definido su voto, pero…
Si, se siente incómodo con la forma en que se está manejando la procuración de justicia, la seguridad y la economía, por decir lo menos.
Si, participó en la lucha por conseguir que el banco central, Banco de México fuera autónomo, para evitar nuevos desastres como los que nos causó Echeverría, o por conseguir que la calificación de las elecciones fuera ciudadana y no estuviera en manos de la Secretaría de Gobernación como en tiempos de Bartlett, o tal vez por su edad no participó, pero entiende las ventajas y así le parece bien.
Si, desea una buena educación para sus hijos, inclusive que alcancen una maestría o doctorado aquí o en el extranjero; si tiene algunos ahorros y está dispuesto a invertir en un negocio corriendo el riesgo implícito. Entonces ¿por qué candidato y por qué partido se inclinaría?
Cuando se sucedieron las luchas ciudadanas que alcanzaron como fruto del esfuerzo los organismos independientes, parecía claro el “menú”:
El PRI dominante ofrecía lo que gustaba llamar nacionalismo revolucionario, una mezcla discrecional, que no garantizaba el estado de derecho, de libre mercado, empresas gubernamentales y cierto socialismo proteccionista;
La oposición tradicional, el PAN, ofrecía respeto al estado de derecho, libre mercado, participación ciudadana y ejemplos satisfactorios de gobierno en los estados que gobernaba;
Finalmente, la nueva oposición, el PRD que gustaba presentarse como “alternativa de izquierda” era algo así como una social democracia criolla, no sin cierta relación familiar con el PRI, de donde provenían casi todos sus dirigentes. Como quiera, el votante podía distinguir con cierta claridad “tres sabores”
Sin embargo, los turbulentos veintiún años y meses desde la primera alternancia, han dado por resultado un panorama muy distinto y no sencillo de entender
Veamos, tomo como punto de referencia las pasadas elecciones de junio de 2021. PAN, PRI y PRD, el orden que seguí es el de la antigüedad de los partidos, han formado una coalición que fue razonablemente aceptada por los votantes no satisfechos con la situación actual, no sin dejar de dar motivo para justificar la existencia de lo que López ha llamado el PRIAN.
El nuevo partido paternalista MORENA y actualmente en el gobierno viene siendo una de las familias, quizá la más numerosa, de las que en su momento integraban el PRD.
Nuevamente, muchos de sus dirigentes provienen del original PRI y tratan de ofrecer algo semejante a lo que fue su oferta fundacional, un cardenismo actualizado. En este paquete podemos incluir a nuevos partidos satélite y mercenarios que pueden servir de alternativa y respaldo por lo que se pueda ofrecer.
Además, el que se vende como novedad y ha tenido oportunidad de conseguir posiciones importantes, el MC, nuevo nombre de Convergencia.
Este partido tiene como dirigente a un hombre con mucha experiencia política Dante Delgado Rannauro, digámoslo de esa manera, cuenta con cantidad de recursos después de una larga carrera en el original PRI. Además de haber sido gobernador interino de Veracruz, él reemplazó a Fernando Gutiérrez Barrios, policía y político en ese puesto, ha sido senador, diputado y embajador de México en Italia.
Vale una pregunta, ¿verdaderamente el MC es la alternativa independiente que ofrece una esperanza al ciudadano insatisfecho con las pasadas experiencias? ¿O es una alternativa más ofrecida por la “familia revolucionaria”? Como en anteriores entregas he explicado, la observación de los acontecimientos históricos en el México posterior a 1929 insinúa la existencia de un grupo dominante, la “familia revolucionaria”, cuyas atinadas decisiones le han permitido tener permanencia en la conducción del país.
Esto no es una “teoría de la conspiración”, la Historia nos enseña que detrás de la permanencia de gobiernos estables están los grupos que le dan esa estabilidad.
En el Imperio romano, las familias patricias permanecieron por siglos: los Julia, proveedores de emperadores, los Escipiones pueden rastrearse por más de ochocientos años, desde Escipión el Africano hasta un descendiente en el año 150 después de Cristo. En la actualidad W. Domhoff, ¿Quién gobierna Estados Unidos? 1967, nos explica cómo funciona el amplio grupo que estabiliza a ese país por encima de partidos y grupos de poder.
En los países la vida es más democrática en la medida en que los ciudadanos se involucran en la vida cívica. En el Imperio Romano fue el periodo de la República, los tribunos del pueblo eran el equilibrio ante los patricios, Cincinato es ejemplo de héroe ciudadano; en Estados Unidos el equilibrio viene en la medida que la población común participa; en nuestro país, en la medida que exigimos nuestra participación, arriba lo dije, como a finales del siglo XX cuando se logró la independencia de importantes áreas, Banco de México, IFE, IFAI, etc.
La participación ciudadana es lo que da equilibrio a los poderes, poder ciudadano equilibra a poder de grupos.
Tal vez la ruta conveniente hoy es exigir a los partidos de verdadera oposición tornar a sus valores originales, limpiarse de arribistas y con transparencia mostrar a nosotros los ciudadanos de lo que son capaces como en otras oportunidades lo han hecho.