Con el reconocimiento de independencia a dos regiones de Ucrania que desean separarse de este país, Donetsk y Lugansk, Vladimir Putin ha hecho una jugada fuerte, ahora la apuesta es mayor.
Ucrania tiene su propia lengua, por cierto, la escribe con el alfabeto cirílico como el ruso, que fue arrinconada en las publicaciones de revistas y periódicos durante los años de dominación soviética, la lengua ucraniana quedó en uso de los campesinos, de las áreas rurales, en las ciudades se hablaba ruso. Parte del proceso de recuperación de su independencia cultural, necesaria para independencia política y económica, ha sido el requerir que haya un mínimo de publicaciones en ucraniano en revistas y otros medios de comunicación.
¿Por qué este comentario?, porque si bien Putin debe estar operando con infiltradores que promueven la corriente de simpatía hacia la Federación Rusa como lo hizo en 2014, lo cierto que regiones de ese país, particularmente esas, están habitadas por rusos que si están a favor de la anexión y como paso previo promueven la independencia entre sus vecinos.
Si Putin propusiera como solución al conflicto y como siguiente jugada, que se hiciera un plebiscito supervisado por la ONU en las regiones que unilateralmente ha reconocido ahora como independientes. ¿qué resultado se alcanzaría?, hay fuertes posibilidades de que lo ganaran sus simpatizantes.
“Habla suavemente y lleva un gran garrote”, frase atribuida a Theodore Roosevelt, la está aplicando parcialmente Putin, no habla suavemente, pero el gran garrote de más de cien mil miembros de su ejército si lo lleva. ¿hasta donde quiere llegar el pretensioso y autoritario dictador?
En su extenso libro “El nuevo zar”, Steven Lee Myers hace el retrato de Vladimir Putin de acuerdo con el título. Las pretensiones de este hombre lo llevan a tratar de reconstruir el territorio que los zares más poderosos tuvieron como parte de la Rusia Imperial, incluidos los zares soviéticos. Quiere tener nuevamente lo que ahora entendemos como el ringland para su imperio. Esa asunción es presumible, la otra pregunta es: ¿hasta donde se le permitirá por los países europeos que se sienten amenazados, continuar con esa actitud, hasta donde lo tolerará la OTAN?
La trágica experiencia de Neville Chamberlain en octubre de 1938 con Hitler, su tolerancia con el hecho de arrebatar los Sudetes a la entonces Checoeslovaquia no se ha olvidado. El argumento de Putin es semejante, efectivamente en los Sudetes había alemanes que con gusto estaban dispuestos pertenecer al Reich alemán, en estas regiones ucranianas igual hay rusos y también infiltrados, que quieren unirse a Rusia. La independencia de Ucrania sería un primer paso, algo así como lo que sucedió con Texas, primero independencia y luego anexión a otro país.
El juego geopolítico fuerte por la hegemonía mundial es entre China y Estados Unidos, ¿cómo encajan en este juego las acciones de Putin? Sabemos que Putin en su visita a China con el pretexto de las Olimpiadas de Invierno se entrevistó con Xi Jinping ¿Qué habrán acordado? ¿hasta adonde puede llegar Putin sin comprometer a su socio en el juego grande?
No parece sensato que las pretensiones anexionistas de Putin se puedan comparar con las pretensiones expansionistas de Hitler, ¿cuál será su límite? Porque a diferencia de Hitler que no pagaba un costo físico o económico por anexionarse las regiones en disputa con Francia, más tarde a Austria y finalmente a una parte de Checoeslovaquia, tal parece que Putin tendrá que pagar con daño económico el anexionarse regiones de Ucrania, lo que parece inminente que el nuevo gasoducto no pueda operar.
A reserva de locuras que siempre pueden suceder, lo previsible sería que con un criterio costo beneficio tome lo que justifique el daño que podría recibir, siempre sin comprometer a su amigo chino Xi Jinping.
Dios nos proteja.
